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Desde hace diez años, jóvenes adultos del Sur Global pueden realizar un servicio de voluntariado en Alemania con el programa weltwärts. Kenneth Tuhairwe ayuda a los viajeros y a las personas en situaciones de crisis en la misión de la estación de tren (de Colonia). Una buena experiencia para todas las partes implicadas.
En el andén 1 de la estación central de Colonia, un punto neurálgico del nudo de tráfico ferroviario, se siente palpitar la vida. Justo aquí es donde se encuentra la misión de la estación de tren, el proyecto de inserción en el que desempeña su actividad el voluntario de weltwärts Kenneth Tuhairwe, de Uganda. Este joven de 24 años es el 4.000o voluntario que viene a Alemania desde el Sur Global para apoyar a una institución sin ánimo de lucro y seguir desarrollándose como persona. “No soy nada introvertido. Me encanta hablar con la gente, establecer contactos, conocer cosas nuevas”, explica Tuhairwe su motivación. Dice que la misión de la estación de Colonia es un gran lugar para trabajar, donde puede apoyar a los necesitados de muchas maneras diferentes. “Desde niño siempre he ayudado a los demás. En mi familia soy el primogénito, tengo muchos hermanos y hermanas menores. He cuidado de los más pequeños y les he servido de modelo. Más tarde, me comprometí con los niños de la calle. Ayudar a los demás siempre ha formado parte de mi vida”.
Curiosidad, una actitud abierta e interés por la gente son, según Christina Kaiser, trabajadora social a tiempo completo, otros requisitos indispensables para trabajar en la misión de la estación. Porque a esta llegan cada día “las personas más variopintas que uno se pueda imaginar”: desde viajeros hasta personas que atraviesan momentos de crisis. Kaiser trabaja en Colonia como una de las cuatro colaboradoras a tiempo completo de un equipo integrado por unos setenta voluntarios y voluntarias. “La misión de la estación se sustenta en el trabajo voluntario”, afirma. Desde hace cuatro años, también prestan sus servicios in situ voluntarios y voluntarias internacionales. Para Kaiser, la posibilidad de adquirir una nueva perspectiva sobre el trabajo, la vida y la propia forma de pensar es algo muy especial: “Es algo de lo que nos beneficiamos mutuamente, y eso es algo maravilloso que enriquece a todos los que trabajamos en la misión”. Al igual que el resto de los voluntarios y voluntarias de la misión de la estación, Tuhairwe pasó primero por una larga fase de adaptación, ya que prestar sus servicios allí conlleva una gran responsabilidad y además puede llegar a ser muy estresante. Para él, el idioma es en este momento el mayor desafío al que hace frente, pero se esfuerza por superarlo. “Al final de mi estancia de un año, mi alemán será muy bueno”, afirma con confianza, hablando aún en inglés.
“Ayudar a los demás es algo bueno.”
Tuhairwe asume diversas tareas en la misión de la estación de tren: “Mi equipo y yo salimos a la calle, donde ayudo a las personas necesitadas, ya sea dándoles una chaqueta si están pasando frío u ofreciéndoles un café caliente. También nos hacemos cargo de las personas mayores o discapacitadas, por ejemplo, cuando tienen que cambiar de tren. Durante la espera a la salida del próximo tren, pasamos tiempo con ellas en la misión de la estación, conversamos y nos tomamos un café”. Desde hace diez años, jóvenes voluntarios y voluntarias viajan de Alemania al Sur Global con el programa weltwärts, pero además el programa cuenta con el componente Sur-Norte, en cuyo marco jóvenes adultos del Sur Global viajan a Alemania, como es el caso de Tuhairwe. Independientemente de la dirección en que se desplazan los y las voluntarias, Tuhairwe quiere animarles a que también ellos realicen un servicio de voluntariado internacional. “Hay muchas personas que necesitan ayuda. Aquí no solo puedes prestarles ayuda, sino pasarlo muy bien y vivir experiencias maravillosas. Alemania es magnífica, weltwärts es magnífico, ¡no lo dudéis y venid!”.