Unirse a
weltwärts
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De diciembre de 2020 a diciembre de 2021, tuve la oportunidad de realizar mi servicio de voluntariado en weltwärts junto con otros cuatro voluntarios y voluntarias en Gisenyi, Ruanda. Lo que suscitó mi interés fue el hecho de que mi organización de envío “Amigos de Ruanda” tuviera su sede en Bad Boll, cerca de donde yo vivo, y que un amigo mío también realizara su servicio de voluntariado en Gisenyi el año pasado.
Después de terminar el bachillerato en el verano de 2020, me sentí como la mayoría de quienes terminan la escuela. Aunque ya me había planteado preguntas sobre mi futuro con anterioridad, me llegó el momento de tomar decisiones. El servicio de voluntariado fue para mí una excelente oportunidad de conocer el área sociolaboral para saber en qué ámbito me gustaría trabajar exactamente. A ello, se suma naturalmente la curiosidad y el deseo de ver más lugares del mundo, conocer gente nueva y descubrir otra cultura con su lengua y aprender de ella. Otra motivación fue el salir de mi zona de confort y llegar a ser más independiente.
Quería salir de mi zona de confort y llegar a ser más independiente.
Obviamente, es importante reflexionar sobre en qué país te imaginas haciendo tu servicio de voluntariado o si te puedes imaginar estar lejos de casa durante un periodo de tiempo prolongado. Creo que es importante prepararse para la asignación en un país desconocido (p. ej. conocer la historia del país, asistir a seminarios de preparación, etc.).
Mi familia me apoyó desde el primer momento en mi decisión de hacer el servicio de voluntariado, lo cual valoro muchísimo hasta hoy. Como mi hermana mayor ya había estado en Bosnia como voluntaria y había adquirido experiencias muy positivas en ese país, mi familia tenía una buena actitud de cara al voluntariado. He de admitir, sin embargo, que sobre todo a mis padres les dio algo de miedo que elegiera Ruanda como país de acogida. Es natural que les preocupara lo que haría si no me sentía bien tan lejos de casa o si algo iba mal. En tal caso, no habrían podido quedar conmigo para ofrecerme su apoyo. Sin embargo, me creyeron capaz de pasar un año en un país desconocido y estaban convencidos de que el servicio de voluntariado sería una gran oportunidad para mí.
Se cubren los gastos de viaje, los gastos de seguros y los gastos de los reconocimientos médicos preliminares. Los alquileres in situ también corren a cargo de weltwärts. Además, recibes una asignación mensual que te permitirá vivir sin problemas. Antes del inicio del servicio de voluntariado, se celebran seminarios de preparación, que también son financiados por weltwärts, y luego se celebran seminarios tras el regreso a casa.
Durante los seminarios de preparación habíamos pasamos mucho tiempo con antiguos voluntarios y voluntarias, escuchado historias y visto imágenes, por eso ya teníamos algunas expectativas. Tanto sobre los vecinos que íbamos a tener, como sobre la música que se escucha en Ruanda, los compañeros y compañeras de trabajo y los proyectos sobre el terreno. A nivel emocional, tenía sentimientos encontrados de expectación e incertidumbre.
Habíamos escuchado historias y visto imágenes, por eso ya teníamos algunas expectativas.
Las primeras semanas en Ruanda fueron muy emocionantes. Todo era nuevo y desconocido para mí, pero en un sentido absolutamente positivo. Viví por primera vez en un piso compartido y me llevé muy bien con los demás compañeros y compañeras voluntarios desde el primer momento, algo que era muy importante para mí. Recuerdo la primera semana, en la que visitamos cada día uno de los proyectos y conocimos a algunas de las personas que nos acompañaron prácticamente todo el año. Todos nos sentíamos eufóricos, pero también surgieron situaciones en las que no supe si me estaba comportando de forma correcta o incorrecta (como persona blanca y privilegiada).
Sí. De hecho, la barrera del idioma fue uno de los aspectos que me tenía preocupada antes de iniciar mi servicio. Obviamente, siempre hubo algún que otro desafío, pero en general, la comunicación funcionó bien. Me resultó fácil hacer amigos rápidamente y establecer contacto con mis compañeros y compañeras de trabajo, ya que la mayoría de la población local es muy abierta y amable.
Sí, estoy convencida de ello. Al haber tenido que salir tantas veces de mi zona de confort en este año, ahora creo estar más abierta a situaciones nuevas y desconocidas.
Ahora creo estar más abierta a situaciones nuevas y desconocidas.
Estoy de vuelta en Alemania desde hace unos 3 meses y en este momento estoy trabajando. Pero regresaré a Ruanda a finales del próximo mes porque me ha gustado mucho la experiencia. La situación de COVID-19 que se produjo durante mi servicio de voluntariado, nos impidió viajar a los países vecinos, por eso quiero hacerlo ahora. Además, visitaré los proyectos en los que trabajé sobre el terreno y volveré a reunirme con mis amigos. Después, tengo previsto empezar a estudiar una carrera del ámbito social en el próximo semestre de invierno.