Unirse a
weltwärts
Unirse a
weltwärts
Nancy: Me gustaría desarrollarme personalmente. Para mí, este servicio de voluntariado es una gran oportunidad. En Montebello, la mayoría de la gente vive en las condiciones más humildes. Allí soy profesora en el Colegio de las Aguas desde hace ocho años. Esta escuela ofrece a más de 300 niños no solo formación escolar desde la primaria hasta el final del bachillerato, sino también acompañamiento de tarde y dos comidas al día. Disfruto mucho con el trabajo en Montebello y con el cuerpo docente del Colegio de las Aguas. También tenemos siempre voluntarios alemanes en la escuela y en los demás proyectos de la Fundación Escuela para la Vida. Me he dado cuenta de que estos traen consigo una educación muy integral. Durante mi servicio de voluntariado en una escuela Montessori alemana, me gustaría conocer, por tanto, nuevos enfoques pedagógicos para el trabajo con los niños y nuevos materiales didácticos, que pueda aplicar en nuestra escuela de Montebello.
Otra cosa que también me llama la atención es el orden de Alemania, por ejemplo en el tráfico. Todo está planeado al detalle y con antelación. En Colombia, somos más bien genios de la improvisación.
Nancy: Siempre tuve una muy buena relación con los voluntarios alemanes que venían a través de la Fundación. Han surgido amistades bonitas. Por eso, tenía ya alguna idea de lo que me aguardaba. Pero me decían una y otra vez que debía afrontar el servicio de voluntariado con mente abierta y libre de expectativas fijas. Cuando llegué al aeropuerto de Fráncfort, me sentí insegura por primera vez, porque apenas sabía hablar alemán. Pero, afortunadamente, una antigua voluntaria se acercó al aeropuerto para recogerme.
El idioma me sigue resultado complicado. Una mañana, quería pedir un pastel de vainilla en una cafetería. En lugar de eso, me pusieron un helado de vainilla, y eso para desayunar.
Otra cosa que también me llama la atención es el orden de Alemania, por ejemplo en el tráfico. Todo está planeado al detalle y con antelación. En Colombia, somos más bien genios de la improvisación.
Nancy: Hasta ahora, solo he tenido buenas experiencias y he conocido a gente simpática. Me entiendo muy bien con mi anfitriona. También me gusta mucho la escuela. El equipo de profesores es muy simpático y abierto. Yo imparto español e historia del arte. El arte es mi especialidad en Colombia. Además, ayudo a los niños con sus tareas y participo en el servicio de acompañamiento de las tardes. Las clases son muy pequeñas, de unos 15 niños. En Colombia, es frecuente que haya 60 niños en una clase, y la configuración del aula es tradicional, del tipo frontal. En la escuela Montessori, en cambio, los niños trabajan a su propio ritmo en tareas escogidas por ellos mismos, con materiales que ellos mismos eligen. Todo lo que necesitan para ello está disponible en la escuela. Es obvio que esto no podrá extrapolarse de forma idéntica al Colegio de las Aguas, para empezar debido a los recursos económicos que harían falta. Pero me encantaría crear algo nuevo en Colombia con las experiencias que he acumulado en Alemania.