Unirse a
weltwärts
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Ambika: Trabajo en la escuela Alexander-Schorell-Schule en Kassel; las clases comienzan siempre a las 8 de la mañana. Cuido de una niña a la que asisto durante sus clases. La ayudo con el alemán, que es más un entrenamiento del idioma y que consiste en practicar palabras, sonidos y letras. Dado que tiene algunas dificultades para hablar, también aprendemos algo del lenguaje de signos, lo cual le resulta muy divertido. Para las personas con discapacidad, el hecho de comunicarse mediante gestos y mímica tiene, generalmente, una importancia mucho mayor y suele ser más fácil. Además, jugamos durante las pausas. La jornada escolar dura hasta las 12:40; hay dos días en que también se da clase por la tarde.
Ambika: Había escuchado de weltwärts, porque en mi ciudad natal también había voluntarios de Alemania. Al trabar amistad con ellos, me hablaron del programa. Además, yo trabajaba en una guardería y, de ese modo, también contaba con una cierta experiencia en el trato con niños con discapacidad. Simplemente quería aprender y saber más sobre lo que yo podía hacer por esos niños. Pensé que podía ser una excelente oportunidad aprender algo al respecto en una escuela de secundaria, en Alemania.
Ambika: Sabía que iba a aprender una buena cantidad de cosas nuevas. Pero también temí que pudiera tener dificultades al vivir y trabajar aquí, puesto que todo es muy diferente. Sin embargo yo estaba entusiasmada de las nuevas experiencias que me esperaban, por ejemplo, conocer a mucha gente nueva. Con el tiempo pienso mucho más que al principio, qué me llevaré conmigo de todas estas nuevas sensaciones. Espero que gracias a esta experiencia instructiva en el servicio de voluntariado, justamente si muchos jóvenes adquieren tales experiencias y sensaciones, eso quizá también pueda conducir a modificaciones en el largo plazo, por ejemplo, para personas con discapacidad en mi tierra natal.
Ambika: Recuerdo muy bien el momento cuando llegué. Estar por primera vez en Alemania ya supuso una sensación especial. Sentí alegría y miedo al mismo tiempo. Tuve miedo porque no sabía lo que iba a pasar a continuación, pero también experimenté la alegría previa por las muchas cosas que iba a conocer. Además, creo que cada momento en el colegio es algo especial para mí. Cuando veo a los niños por las mañanas, les deseo unos buenos días y ellos me devuelven sonrisas y me desean asimismo unos buenos días. Eso es algo que me llevaré a India.
Ambika: Echo de menos, sobre todo, a mi madre, con la que tengo una excelente y estrecha relación. Por lo demás, echo de menos a mis amigos, claro, y también la comida. Creo que son las mismas cosas que todos echan de menos cuando abandonan su tierra natal, es algo completamente normal.
Además, creo que cada momento en el colegio es algo especial para mí. Cuando veo a los niños por las mañanas, les deseo unos buenos días y ellos me devuelven sonrisas y me desean asimismo unos buenos días.
Ambika: A menudo me preguntan cuán variopinta y colorida es la India. Además, es muy frecuente que se haga una asociación con la cocina india. Me sorprendió mucho encontrar a mucha gente que conocía y a la que le gustaban, por ejemplo, las samosas o el chai.
Ambika: Aprender tantas cosas a veces es estresante, a menudo también es muy bonito y está relacionado con la diversión. He adquirido muchísimos conocimientos y he podido recopilar muchas nuevas experiencias. Todo eso lo llevo conmigo y pienso que es de gran importancia para mi futura trayectoria personal. Si se me pidiera que anotara todo lo que he aprendido, tendría que decir que nunca lo conseguiría en un solo día. En cualquier caso, si volviera a tener alguna vez una ocasión semejante, volvería a realizar un servicio con weltwärts en cualquier otra parte del mundo.