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Miguel Ángel Molina Saavedra sufrió mucho de niño por sus discapacidades físicas y dificultades de aprendizaje. Los profesores de su país natal, Bolivia, no contaban con las capacidades necesarias para ayudarle. Una organización local, con el apoyo de la asociación de ayuda a la infancia boliviana "Bolivianisches Kinderhilfswerk", intervino en favor de Miguel. Ahora, a sus 33 años, Miguel está en Alemania con el programa weltwärts y quiere devolver algo a la sociedad. Es pedagogo y trabaja en el centro escolar Rohräckerschulzentrum de Esslingen, un centro de aprendizaje inclusivo.
Miguel: Para mí, weltwärts es una oportunidad. Gracias a los fondos de ayuda, también las personas del Sur Global que disponen de pocos recursos económicos pueden visitar un país europeo. Pero weltwärts también es una oportunidad para intercambiar experiencias y culturas. Todos los días aprendo algo nuevo. Por ejemplo, me ha sorprendido mucho lo cara que es la carne de vacuno en Alemania, pero también que haya tantas alternativas vegetarianas.
Miguel: La primera tarea del día consiste en recoger a los niños de los autobuses que los traen al centro de aprendizaje. Más tarde, el programa prevé actividades lúdicas y tareas con ellos. El centro escolar Rohräckerschulzentrum de Esslingen es un centro infantil integral. Está bien equipado y dispone de diferentes áreas. La atención que se presta a los niños y niñas depende de sus respectivas necesidades y del tipo de discapacidad que presenten. Es un centro de aprendizaje: se enseña a los niños y niñas a leer y escribir y, siempre que es necesario, se practican las habilidades lingüísticas o motoras.
Miguel: Cuando mi madre estaba embarazada de mí, tuvo un accidente. Nací prematuro y tuve que luchar contra muchos problemas. Debido a mis dificultades de aprendizaje, me interesé por la profesión de pedagogo. Apenas podía caminar y tampoco podía hablar. Mi madre me llevaba en brazos hasta los siete años, aproximadamente. Así fue durante muchos años hasta que di con una organización no gubernamental que recibe apoyo de la Bolivianisches Kinderhilfswerk. Me ayudaron en mi rehabilitación. En el colegio me acosaban. De niño no entendía por qué tenía que pasar por todo aquello. Los profesores estaban cansados de mí. Me costaba más que a los demás aprender las cosas.
"A mi pequeño yo de entonces ahora le diría: Mira, ¡lo hemos conseguido!"
Miguel: Todo lo anterior me marcó mucho. Pero ahora me siento agradecido. Espero poder devolver algo con el trabajo que estoy realizando. A mi pequeño yo de entonces, que siempre lloraba, que estaba triste, que no entendía nada, ahora le diría «Mira, ¡lo hemos conseguido, estamos en Europa!». Esta es la esencia del programa weltwärts: dar a las personas la oportunidad de conocer un nuevo país, una nueva cultura. Nunca pensé que me fueran a elegir. Además, siempre había soñado con volar en avión. Fue una experiencia muy bonita. Todavía no me lo puedo creer.
Miguel: La cantidad de dinero y esfuerzo que en Alemania se invierte en el sector de la educación. Sería maravilloso que en mi país, Bolivia, también fuera así. Aquí en Alemania disponen de suficiente personal. También existe un transporte bien organizado para los alumnos y alumnas. Eso me ha sorprendido.
Miguel: En Bolivia hay veces en las que faltan cosas tan básicas como mesas o sillas. En esos casos, los padres las traen de casa. Las escuelas en Bolivia solo tienen un profesor para muchos alumnos. Aquí, según veo, se presta más atención a la situación individual de cada uno. Eso sin duda es caro.
Miguel: Simplemente no se lo creían. Todavía hay familiares que no se creen que esté aquí en Alemania. Porque el viaje a Alemania es muy caro. El proceso no fue nada fácil. Hubo muchos problemas con la embajada hasta lograr conseguir la visa. La situación en Bolivia es bastante complicada en este sentido. Espero que las reacciones no sean más que sana envidia. Todavía no me hago a la idea de que llevo viviendo aquí cuatro meses y de que tengo la oportunidad de visitar lugares turísticos que solo conozco de la televisión. Es algo increíble para mí.
Miguel: Por ejemplo, he estado en Berlín y he visto muchos edificios. También he estado en Estrasburgo, en la frontera franco-alemana. Fue sensacional. Ahora siempre hago fotos. Por un lado, para tenerlas como recuerdo. Pero también como prueba de que realmente estuve allí.